jueves, 11 de septiembre de 2025

Puente japonés de Hoi An


El Puente Japonés de Hoi An es uno de esos lugares que resumen, en un solo golpe de vista, la mezcla histórica que define esta ciudad. Fue construido a finales del siglo XVI por la comunidad japonesa que vivía en Hoi An, en pleno auge comercial, cuando el puerto era escala obligada en las rutas entre China, Japón y el sudeste asiático. Su función era práctica —unir los barrios japonés y chino separados por un canal—, pero con el tiempo se convirtió en un símbolo de identidad.

Lo curioso es que no es un puente cualquiera: tiene techo, está cubierto y protegido con madera, lo que lo hace más parecido a un pequeño templo que a una simple pasarela. En su interior se encuentran tallas de madera, y en uno de los extremos aún se conserv

an estatuas de monos y perros que, según la tradición, representan los años en que comenzó y terminó su construcción. La mezcla de estilos es evidente: aunque lo levantaron japoneses, los vietnamitas y chinos añadieron decoraciones propias, logrando un híbrido arquitectónico que refleja la convivencia (y las tensiones) de aquella época.

El puente es también un recordatorio del papel que jugó Hoi An en las primeras globalizaciones: mercaderes que llegaban, levantaban casas, templos y puentes, y luego desaparecían dejando marcas indelebles. 







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