miércoles, 12 de septiembre de 2018

Boston

Skyline de Boston

 VV2018


Boston es al mismo tiempo un reencuentro y una sorpresa.
Yo recordaba otra Boston: la de la primavera de 1999. "Casi dos décadas atrás" puede parecer un abismo inconfesable; y, sin embargo, en términos relativos, por aquel entonces se estrenaba Matrix en los cines - lo cual parece dulcificar la distancia temporal - al menos, incluso mi hija adolescente ha oído hablar de Neo.
Aquella Boston, la de 1999, era - dicho con todo cariño y bastante ignorancia - más Boston que la actual Boston. Más América. Más genuina.
Es un caso más de "autenticidad subrogada"; de globalización distópica, que parece resistirse a expresar la más nimia de las clemencias.


La ciudad ha construido una realidad turística entorno al recuerdo y celebración de la sublevación que condujo a la independencia de los Estados Unidos (Freedom Trail). Un recorrido, tan bien señalizado como concurrido, va hilvanando en el tejido urbano las ubicaciones más reseñables: the Great Hall - Faneuil Hall, Old State House, Old South Meeting House, King Chapel y el Granary Burying Ground son alguno de los puntos más icónicos de esta ruta. Ruta que también se extiende hacia el norte, hacia el barrio de Charlestown, para conducir al visitante hasta el Bunker Hill Monument y el USS Constitution.

Great Hall
Old State House
Old State House
Latin School
King's Chapel Burying Ground
Old North Memorial Garden
Bunker Hill Monument

El eje turístico más definido es el que se extiende desde el Faneuil Hall Marketplace (Quincy Market) hasta el Christopher Columbus Waterfront Park y el Long Wharf. Abarrotado, especialmente el Market, hasta un nivel francamente incómodo. Y por si fuera poco, la oferta culinaria en el lugar no engaña: es lo que parece. Entorno al mercado hay alguna excepción interesante: Ghirardelli (Ghirardelli Ice Cream and Chocolate Shop) - aunque elocuente, no resulta representativa del lugar.

Ghirardelli Ice Cream and Chocolate Shop

Quincy Market
Quincy Market









En 
En cuanto al muelle y el Waterfront Park, pudimos asistir a lo que se me antoja como una escena bastante auténtica - supongo. Entre varios grupos tendidos en la hierba, dos chicas jóvenes practicaban lanzamientos y recepciones de beisbol, con su guante y su top de bikini. Al menos me planteaban una paradoja costumbrista menos desafiante que las calles atestadas de coches japoneses o la ubicuidad de las tiendas de Zara o de Uniqlo. Sin duda es menos Boston que la Boston que yo conocí.

Baseball en el Waterfront Park

Entre los monumentos y lugares que visitamos en Boston me quedaría con el USS Constitution - spoiler: no será la última vez que una embarcación atraiga el protagonismo de este viaje; el skyline de Boston visto desde el agua al atardecer; y, por su sobrecarga emotiva, dentro de su conurbación, tanto Harvard como el MIT (el para mi icónico Tecnológico de Massachussetts). Me impresionaron los cementerios históricos en la ciudad, la ubicación así como la propia Trinity Church (algo alejada del epicentro turístico) y me agradó el encanto razonable del barrio italiano; me decepcionaron las ubicaciones históricas, devoradas por la altivez de la ciudad hasta empequeñecerlas. Y aunque puede que no por ello pierdan su simbolismo, se me antojan demasiado presionadas por los edificios que las rodean, preservadas in extremis , probablemente evidenciando que el desarrollo de la ciudad estuvo a punto de engullir su pasado. Más aun, lo que a simple vista parece un llamativo contraste pictórico, resulta muy difícil de encapsular en una imagen precisamente por la falta de distancia entre lo histórico y lo moderno. Se ve, pero no tiene la épica que nuestro cerebro construye con toda la información de contexto. La imagen real, la no interpretada, es plana. Demasiado plana.

Trinity Church
Trinity Church
Trinity Church
Trinity Church
Trinity Church
USS Constitution
USS Constitution
USS Cassin Young - sala de guerra
Charlestown Naval Shipyard
Harvard Square, en Cambridge
Campus de Harvard


El paseo en barco al atardecer hizo mucho más amable la visita a Boston de lo que podría haber surgido espontáneamente de la agregación del resto de elementos. El calor, las distancias que caminamos, no anticipaban nada especial. Pero entonces, al atardecer, desde el agua, la ciudad comienza a iluminarse y a revelarse especialmente bella. Un Skyline nada desmedido, equilibrado incluso, pintoresco a ratos: muy recomendable.

Skyline
Skyline
Skyline


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 Harvard