
La colina más visitada es Thuy Son, la “montaña del agua”. Es la que concentra más templos y miradores, ...y también más turistas. El interior de las cuevas está cargado de humo de incienso, humedad y ecos: se siente el peso de siglos de uso religioso, pero también la presión del negocio turístico.
La cantera de mármol que dio nombre al lugar ya no funciona —cerró oficialmente en 1990—, pero el barrio sigue lleno de talleres que tallan estatuas gigantes de Buda y dragones de mármol importado de fuera. Esa es la ironía: las esculturas que se venden aquí ya no provienen de estas montañas, sino de otras canteras del país o incluso de China. El mármol local se protege, mientras se mantiene el escaparate para el turismo y el mercado de souvenirs.
Políticamente, también hay un trasfondo: el budismo fue durante décadas un espacio de resistencia cultural en Vietnam, y aunque hoy el régimen mantiene controlados los templos, la religiosidad popular se escapa entre los resquicios. Las cuevas llenas de ofrendas recuerdan que no todo está "domesticado" por el turismo.

La pagoda Xa Loi es la torre de siete pisos que corona Thủy Sơn. Construida en 1997, parece mucho más antigua gracias al estilo tradicional, pero en realidad es parte de la expansión moderna del complejo. Representa la “biblioteca espiritual” del budismo: cada piso dedicado a un aspecto de las enseñanzas.


En los alrededores de la pagoda hay pequeños altares con figuras de Quan Âm (la diosa de la compasión). El mármol trabajado con suavidad refleja la tradición escultórica de la zona, aunque, como ya se ha expliccado, ya no procede de estas montañas sino de canteras de otras regiones.

En la montaña se encuentra la cueva Huyen Khong, un templo natural que acoge una famosa estatua tallada de Buda.

Otra de las escenas más carcaterísticas es la de los dos sabios de piedra jugando a un juego de mesa que no es “go” japonés (aunque lo parezca); es realmente «ajedrez chino» (cờ tướng), muy popular en Vietnam.

Entre ricnones peculiares, otro particualrmente llamativo: se trata del santuario Linh Nham, una pequeña estructura construida dentro de la gruta. Lo más llamativo es el contraste entre el musgo y el desgaste del templo con el interior cuidado del altar, donde el Buda aparece vestido de naranja brillante. Ese choque entre ruina y devoción activa está presente en muchos rincones de las Montañas de Mármol.

