He desarrollado la absoluta convicción de que nadie llega a la Plaza de Sant Felip Neri por casualidad. Es tanto lo que sucede al amparo de los muros y tan íntimas las historias que no puede ser que acaezcan allí precisamente por casualidad.
Tan especial es el lugar que, por poco que muestre la imagen, la localización resulta inconfundible; y de noche, aun es más inconfundible, tal es el poder evocador de la particular penumbra y de las siluetas impresionantes de puertas negras y muros heridos.
Conversaciones y silencios al amparo del agua; observadores silenciosos; ... y el obsceno sonido del obturador.