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Arco túmido, templete y nave gótico-mudejar |
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Balaustrada rotunda |
El claustro mudéjar (finales del s. XIV - principios del s. XV) es sencillamente hermoso, equilibradamente hermoso; incluso recogidamente hermoso.
Monasterio Franciscano tenía que ser.
El llamativo efecto de los arcos de medio punto y herradura (arcos túmidos) sobre capiteles tan austeros y desnudos de decoración como los propios arcos, en vivísimo contraste con el templete mudéjar, en el centro del claustro, de estilo mudejar - en ladrillo y yeso - finamente trabajado y rematado en forma piramidal en ladrillo vista y azulejos. Y de telón de fondo, según el costado que se escoja: la nave gótica-mudéjar, con su rotundo rosetón circular con tracería gótica geométrica, del templo basílica dedicado a la veneración de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de Extremadura desde 1907; y Reina de las Españas, desde 1928.
Y sin embargo, a pesar de tantas y tan rotundas credenciales, es un espacio que invita al recogimiento. Hay paz.
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Remate piramidal del temple mudéjar |
En la esquina noroeste del claustro nos encontramos con otro bellísimo rincón: un lavatorio: un pequeño templete cuadrado, cubierto con una rotunda bóveda de crucería. El suelo tiene un cuidado alicatado de estilo mudéjar, que también conforma la taza que recoge el agua vertida desde una imponente pila circular de bronce.
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Lavatorio |
Cada uno de los brazos del claustro es una experiencia, acaso espiritual. La todavía dura luz de la temprana tarde extremeña juega entre las columnas para crear un espacio de recogimiento y contemplación.
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Padawan revisando su cámara |
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Claustro |
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Claustro |