viernes, 27 de diciembre de 2019

Potala


Palacio de Potala, residencia de invierno del Dalái Lama

La residencia de invierno del Dalái Lama, el palacio de Potala, en Lhasa, era uno de los puntos álgidos del viaje: un icono de los destinos recónditos, históricamente inaccesible ... aunque hoy en día ya esté al alcance de un avión y de un visado. La historia de Heinrich Harrer, Siete años en el Tibet, la situación política del territorio y el exilio del Dalai Lama consagran el carácter especial del lugar.

El Palacio de Potala en Lhasa, así como el Templo de Jokhang y el Palacio de Norbulingka (la residencia de varano del Dalái Lhama) forman un conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1994. Junto con el Monasterio de Sera, forman el poker imprescindible de la visita al epicentro del budismo en torno a la antigua "ciudad prohibida" de Lhasa.

Potala desafía al visitante que a penas se ha aclimatado a los 3.700 metros de Lhasa. Rampas pronunciadas y peldaños irregulares suponen un reto físico. Al menos el volumen de visitas está limitado para preservar el edificio; aun así, en algunos pasos estrechos y en determinadas puertas se siente la presión humana.

Además del impresionante palacio, las vistas conforme se progresa en la ascensión también son remarcables. Del interior del palacio (prácticamente) no tengo imágenes porque esta prohibida la fotografía y el video y, además, está bastante controlado.



Oración a los pies de Potala








La ascensión conviene tomársela con calma.






Vista durante la ascensión.











Vista durante el descenso









Trono del Dalái Lama