Sentido y velocidad |
Está a punto de dar comienzo la cuarta y última etapa de la vuelta a Pamplona. Los corredores se remansan en la plaza del ayuntamiento, a la espera de que el reloj marque el inicio de la etapa. Aficionados, curiosos y, por si fuera poco, turistas y algún que otro ciclo-peregrino despistado.
Los primeros metros de la carrera - neutralizada - discurrirán por la calle de Santo Domingo: una cuesta amable, lugar idóneo para que el pelotón gane velocidad pero se mantenga compacto.
Tomar alguna imagen de la línea de salida resultaba poco menos que imposible. Demasiado curioso. Demasido móvil con pretensiones de cámara. Demasiada cámara, directamente, sin pretensiones.
Pero, he ahí la oportunidad.
Bajando por la calle de San Saturnino, se llega a un pequeño pasaje que conecta con Santo Domingo. Relaciones secretas entre santos que ayudan al fotógrafo bienintencionado. Y como resultas del pequeño rodeo, me encuentro en medio de la pendiente, sin nadie que me moleste, ni valla que me proteja sobre la exigua acera. Escasos segundos para el inicio de la carrera. Los coches de la organización ya circulan. No hay tiempo para cambios de objetivo. Lástima porque el 17-40 ... habría podido ser espectacular.
La opción para mi era obvia. No es la primera vez que intento fotografiar bicicletas a alta velocidad, con baja velocidad de obturación (este es quizás el origen de todos mis intentos). Me gusta. Creo que es la epítome del movimiento.
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