Asómate |
Estos meses trabajando en fotografía de estudio han sido especialmente gratificantes. Ha sido todo un lujo tanto por los conocimiento adquiridos como por las personas con las que he tenido la suerte de coincidir: fotógrafos, modelos ... y maquilladora/estilista (no me olvido de ti, Francis). Un verdadero placer con el que me he prometido a mi mismo regalarme periódicamente.
Sin embargo, con las sesiones tan bien organizadas por Jon (Kube Studio) el estudio se ha ido transformando paulatinamente en una zona de confort, con toda esa dosis de procaz molicie. Así las cosas, no quedaba más remedio que penitenciar la cámara y volver a la calle, dizque jungla. Porque al fin y al cabo, el pienso de comedero engorda; y la calle, redime.
Asomado de vuelta a la realidad me encontré con esta buena señora, también asomada, aunque en su caso a la dura pero fugaz luz de las cuatro y media de la tarde. La sorpresa al constatar como instante a instante cambiaba la luz; la sorpresa al constatar como el foco natural que resaltaba el busto esculpido en piedra se desvanecía espontanea pero inexorablemente, resultó, más que una revelación, un recordatorio de algo que yo ya sabía, pero que corría el riesgo de olvidar.
Me alegro de no rendirme.