Friso de los apóstoles, de Oteiza |
Arantzazu Santutegia
En primera instancia, si algo llama la atención de este santuario es el tallado de las fachadas de sus tres torres calizas en punta de diamante; según parece, en alusión a los espinos (arantzan) entre los que se apareció la Virgen.
La fachada se complementa con otros tres elementos relevantes: los portalones de hierro, de Eduardo Chillida; la Dolorosa, de Oteiza, en medio del muro de soledad de la fachada principal; y el peculiar friso de los apóstoles (14 figuras), también de Oteiza. Este "excedente apostolar" fue la causa de que durante años el friso estuviera abandonado mientras los clérigos decidían sin su número podría considerarse irreverente. Al final parece que triunfaron las reflexiones de Oteiza (con interpretaciones algunas directamente indescifrables; y otras demasiado trascendentes), aunque mundanamente nos quedemos con la exquisita defensa que realizó Oteiza: son 14, ... porque no cabían más.
Escuchar a Oteiza no tiene desperdicio. Sugiero comenzar por estos 7:30min en YouTube.
La metafísica termina en una respuesta de tipo estético.
Los Apóstoles no los he hecho yo; estaban hechos en el paisaje.
Fachada del Santuario de Arantzazu |
Panorámica del Santuario |
Dentro del santuario, el retablo del ábside acapara el protagonismo, aunque solo sea por dimensiones (600m2) frente a la pequeñísima imagen de la virgen. El retablo está decorado por Lucio Muñoz, el escultor Julio López y el pintor Joaquín Ramos. Todo él es una gran alegoría de la naturaleza.
Retablo del ábside, de Lucio Muñoz |
Paisaje de la zona ... inspirador del retablo |